El Gorgojo

El Gorgojo



Fuente del vídeo: Añate.

LOTHAR SIEMENS HERNÁNDEZ. La música en Canarias. El Museo Canario. Las Palmas de Gran Canaria, 1977.
En determinados sitios de Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura, perdura aún el recuerdo de cierta danza ocultista, primitivamente relacionada también con prácticas brujeriles, llama el baile del gorgojo. Esta danza se bailaba de noche en lugares apartados, en cuclillas y dando saltos, y algunas veces aparecían los danzantes completamente desnudos.


Extraido del CD "herencias", del Grupo Folklorico Añate, producido por el Centro de la Cultura Popular Canaria, con el patrocinio del Cabildo Insular de Tenerife y el Gobierno de Canarias - SOCAEM.- CCPC-CD266

El Gorgojo es una pieza musical detectada en determinados lugares de Tenerife, Gran Canaria, La Palma y Fuerteventura, a partir del siglo XVIII. Considerada una danza ocultista, estaba relacionada primitivamente con prácticas brujeriles, además de tener un claro cariz sexual.
Este baile se hacía, principalmente, al finalizar las faenas o reuniones, en horas nocturnas y lugares apartados, siendo la Pascua, la época en la que más se bailaba.
La versión recogida en la Victoria de Acentejo, de Doña Angelina Febles Díaz (1912) y Doña Verónica Rodríguez Rodríguez (1894-1988), presenta perfectamente todas esas características anteriores.
Una de las informantes apunta que el ritmo aumentaba progresivamente hasta que tropezaban entre si, hombres y mujeres, llegando aquellos, incluso, a soltar las faldas de éstas. También era considerada la idea de que alguno de los danzantes apareciera desnudo o semidesnudo.
De igual modo, se ha recopilado una versión infantil, que se conoce por "El rosario de mi madre", muy similar al dialogo final del Gorgojo recogido en La Palma, y que aparece de múltiples formas en el cancionero de los niños.
En todas las versiones, el danzante aparece de cuclillas, con las manos en las corvas y dando brincos, intentando el hombre persuadir a la mujer.
Hasta la fecha, no se han podido recuperar las figuras que existían en el baile, con lo que actualmente se ejecuta de manera espontánea por parte de cada bailador.


LOTHAR SIEMENS HERNÁNDEZ. Noticias sobre bailes de brujas en canarias durante el siglo XVII Vol 1, Nº 16 (1970): Anuario de Estudios Atlánticos  © Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Biblioteca Universitaria Memoria Digital de Canarias 2004

6.- "BAILE DEL GORGOJO".
Hasta ahora se nos escapa todo detalle concreto sobre la morfología misma de los bailes. No así en uno de los documentos que veremos a continuación.
El 5 de marzo de 1682 se presenta ante el comisario inquisitorial en Telde (Gran Canaria) María Muñoz, de treinta y nueve años, mujer de Juan Martin de las Indias, vecino de las cuevas de San Francisco de Telde, la cual
"... denuncia que, estando el martes, que se contaron tres de este mes, por la mañana, en casa de este testigo, Vitoria Sanches, tia de este testigo, dixo que la auía una muger que otra muger estaba bailando a media noche desnuda, y no nombró quién; y que otra muger allí su uesina le avía dicho que era bruja fina, y tanpoco no la nombró; y a estas palabras estaban estas dos solas..."[1]
Prosiguiendo las investigaciones en torno a esta pista, fue llamada a declarar el mismo día
". María Martín, muger de Juan Correa, vesinos desta ciudad en las cuebas de San Francisco, de edad de beinte y tres a ueinte y quatro años, la qual por descargo de su consiensia dise y denunsia: que el domingo primero de este mes, estando en casa de Juan Calderin, su muger Ysabel Rodrigues dixo que Antonia Ramires, según le auía dicho una mujer que no nombró, bailaba de noche, a la media noche, desnuda, el baile del gorgojo, que es de cuclillas dar saltos, y a estas palabras estaba presente el dicho Juan Calderín, y que la dicha Antonia Ramires está en opinión de bruja, y que esta es la berdad por el juramento que tiene fecho ..."[2]
Esta descripción detallada del baile abre interesantes posibilidades a la investigación de ese tema en el folklore actual de Canarias. Por mi parte, sólo he realizado un rápido sondeo, cuyos resultados han sido positivos. La alusión al "baile del gorgojo'' se recuerda vagamente en el norte de Gran Canaria (Altos de Guia y Gáldar) y también en la zona de Telde.
Destaco en primer lugar la información de un hombre sexagenario, natural de los Altos de Guia,[3] quien afirma (como otros informantes de aquella zona) que en su tiempo el "baile del gorgojo" no se practicaba, pero que oyó hablar muchas veces de él a sus mayores como de cosa muy antigua. Siendo, según recuerda, menor de cinco años, su madre solía ponerle a él y a sus hermanos "a bailar el gorgojito" de cuclillas. Asegura que era baile de dos parejas, formando un cuadrado, en los extremos de cuyas diagonales se situaban los dos hombres y las dos mujeres. Dando saltos se mudaba en el transcurso de la danza de esquina y de pareja, al son de la siguiente melodía:
El baile del gorgojito
se bailaba de coclillas,
doblándose las rodillas
y de brinquito en brinquito.
 Otra informante, que aportó datos muy completos, procede de Tenerife[4]. En esta isla era "el gorgojo" un baile que se celebraba en reuniones familiares o sociales (la informante habla de "baile de sociedad", dándole un sentido de reunión de personas que se conocen entre si para divertirse). Las mujeres, agarrando y torciendo con una mano las dos puntas de la falda entre las piernas, para darle forma de pantalón, se disponían en fila de cuclillas frente a otra hilera de hombres en igual postura. Con el acompañamiento de una o varias guitarras comenzaba el baile, dando todos saltos de cuclillas. Un hombre cantaba la primera estrofa:
El gorgojo está en la peña:
d' onde está me hace señas
que me vaya, que me vaya,
que me vaya a dar con ella.
El hombre avanza entonces solo, saltando, hasta una mujer que ha elegido y, emparejados, bailan juntos el uno frente al otro, mientras los demás, siempre saltando de cuclillas en su sitio, van turnándose en cantar la estrofa e ir hacia su pareja para incorporarse a la danza, cada vez más confusa y desordenada. La gracia del baile consistía en que el tocador o tocadores iban acelerando el tempo poco a poco, para que todos tuviesen que saltar más aprisa. Así se llegaba al punto en que, en medio de la hilaridad y del frenesí, tropezando unos con otros, algunos caían, a las mujeres se les soltaban las faldas, etc., etc., etc.
Tras esta explicación cobra sentido el dicho de un vendedor ambulante de "tunos" en Telde, quien, según me explicaron al preguntar por este baile, cuando sus feligresas le asediaban en masa increpándole cada una para que le despachase antes que a las otras, decía, haciendo ademán de atender a todas desordenadamente:
"¡Venga, venga, como el baile del gorgojo, como el baile del gorgojo!", como queriendo decir "¡deprisa, deprisa !".
Pese a los detalles declarados por la informante de Tenerife, ésta se negó rotundamente a reconocer que supiese la. melodía propia del baile. No se acordaba. En cambio, recogí otra versión musical de Gran Canaria a una persona que la había escuchado muchas veces, hacia 1915, a cierta vieja planchadora de Vegueta, si bien no tenía noticia de que perteneciese a un "baile del gorgojo".
La letra demuestra que también la mujer podía ser quien iniciara el baile y escogiese a su pareja:
Mi gorgojo está entre peñas:
desde allí me jase señas
que vaya de aquí a un poquito
a bailar con mi gorgojito.
Existe otra letra popular en Tejeda y Tirajana (Gran Canaria) en la que se cita al gorgojo, si bien se canta como isa o jotilla y nada tiene que ver actualmente con el baile que es objeto de nuestra atención. Es la siguiente:
Anoche me picó un bicho,
yo creí que era un gorgojo;
anoche no lo cogí,
pero esta noche lo cojo.
Esta copla, que suele despertar irónicas risas entre la gente del pueblo, puede tener un sentido erótico si atendemos al doble significado atribuible al sustantivo bicho y a los verbos picar y coger, además de la alusión a. la noche. Es posible que proceda de la órbita del baile del gorgojo, animalucho también mencionado aquí. Añádase que "gorgojo", en boca de mayores dirigiéndose a niños de corta edad, es en Gran Canaria sinónimo de "cariño" (mi gorgojito = mi queridito). La línea melódica de los dos primeros cantares recogidos es bien diferente. Por su carácter anodino y reiterativo, el uno parece remontarse más atrás que el dos en el tiempo. Por otra parte, el segundo, cuya melodía sufre tal vez la incorporación de gustos decimonónicos y que observa una marcada dependencia armónica (la polaridad tónica-dominante se trasluce claramente), presenta cierto parentesco con una de las polkas que, precisamente en el siglo XIX, se popularizó en Canarias, y que aún hoy se canta. E1 único punto de contacto entre esos dos cantos "del gorgojo" se aprecia en la estructura rítmica predominante en la que tan dispares melodías han sido encuadradas: dos semicorcheas y seis corcheas, seguidas de una pausa de corchea, adaptadas a un compás binarro en el que los tiempos fuertes caen sobre las corcheas pares de dicha estructura. Pero mientras en la melodía primera las dos semicorcheas se intercalan en tercer lugar, en la segunda preceden a las seis corcheas:
Es sintomático que el cuarto verso del segundo cantar presente la combinación de ambas estructuras rítmicas (dos semicorcheas en primer y en tercer lugar).
Prescindiendo por ahora de la música, nuevas versiones de la cual pueden recogerse aún en las Islas, me parece interesante la siguiente cuestión: ¿Era el gorgojo un baile de brujas que después del siglo XVII se incorporó a las diversiones sociales en los medios rurales de Canarias, o existía desde antes y fueron algunas brujas las que, en un momento dado, lo adaptaron a su repertorio de prácticas profanas?
Aunque no se pueda dar una respuesta a esta pregunta, cierta tradición popular infantil nos da alguna luz sobre el tema. Se trata de un entretenimiento que se recuerda por lo menos en Gran Canaria y en Tenerife. En esta Última isla se practica todavía, al parecer, pues Luis Diego Cuscoy lo incluyó en una de sus destacadas aportaciones folklóricas.[5]  Es el juego que denomina "El rosario de mi comadre", cuyo desarrollo, siguiendo siempre las explicaciones de Diego Cuscoy, es el siguiente:
"Dos grupos de niñas. Todas en cuclillas, y unas frente a otras.
Entre las directoras de cada grupo se entabla este diálogo:
-;Ah, comadre ! i Vamos a misa ?
-No tengo camisa.
-¿Vamos al sermón ?
-No tengo camisón.
-Présteme su rosario.
-No tiene cruz.
-¡Ay, Jesús! ¡Ay, Jesús, que el rosario de mi comadre no tiene cruz!
Estos tres Últimos versos los corean todas las niñas dando saltitos, de cuclillas."
El parentesco entre esta práctica y el "baile del gorgojo" parece evidente. Pero más interesante es la existencia, en el texto, de elementos con marcado espíritu antirreligioso, un rosario sin cruz, unas excusas para no asistir a la misa ni al sermón, y hasta tal vez una solapada alusión al desnudismo ("no tengo camisa, no tengo camisón").
[1] A. I. C col Bute, vol XXII (lª serie), fol 144
[2] Idem
[3] Andrés Díaz Benítez, de Lomo el Pino, nacido en 1901.
[4] María Cabrera Ramayo, de sesenta y cinco años (en 1969), natural de La Laguna y desde joven reddente en Las Palmas, donde trabaja en el servicio doméstico. Lo referente al "ba,aale del gorgojo'' lo presenció de niña en La Laguna, y aun le oyo hablar sobre el tema muchas veces a su madre
[5] LUIS Diego Cuscoy. Folklore infantil (La Laguna de Tenerife, 1943), pag 45 Se trata de una variante muy particular del juego que en Gran Canaria, así como en la Península e Hispanoamérica, se conoce bajo el nombre de "Comadre la rana", ya documentado, según aportaciones de Rodríguez Marin, desde el siglo XVI La versión de Tenerife, por su tendenciosidad manifiestamente sospechosa, me parece un caso aparte, y al menos tan impregnado de prácticas ocultistas como lo está el brujeril "Baile del gorgojo" de prácticas infantiles.
Fuente de información: Santi Darias

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